lunes, 24 de febrero de 2014

Una farsa involuntaria sobre Hegel.

UNA FARSA INVOLUNTARIA.
Jamás le entendido bien a bien al proyecto filosófico de Hegel. Desde muy joven se me hizo una obsesión comprenderlo: y así como apuestas comerte al hilo tres tlayudas, 25 tacos al pastor o una torta monstruosa completita, yo me prometí que algún día lo comprendería. Aprendí lengua alemana, estudié filosofía, tomé seminarios, lecciones, y me llené de libros, además siempre que encuentro alguna novedad sobre del autor, la compro. Por amor a Hegel, tenía sus libros en la parte más visible de mi choza. Pero los amig@s y vecina@s dan por hecho que ya leí todo eso y que le entendí. Por vergüenza y por miedo a que descubran que sólo te puedes comer sólo un pedacito de tlayuda, 3 al pastor o un trozo pequeño de la torta monstruosa, me llevé mis libros a la recámara y los tengo a la mano; ahí en mi soledad de lector los acaricio y los leo pergeñando mínimos atisbos de comprensión. Pero, algunas veces y al calor de los drinks, siento que por fin ya lo comprendí y entonces descriteriado,le ladro eufórico a la luna y a los tecolotes reflexivos...



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