martes, 28 de noviembre de 2017

La intimidad anhelada.

Intimidad.
   Es un ámbito simbólico, el mundo humano, la semiósfera toda la materia y vida hominizada. Nos apropiamos de un espacio y sus objetos y convivimos. Lo fascinante de los verdaderos escritores:  nos comparten su intimidad, unos a través de la ficción y otros a partir de sus diarios, crónicas y ensayos.

  Creo firmemente que cada uno de nosotros es un enigma y que hasta es difícil llegar a conocernos a nosotros mismos; los diarios nos aligeran la tarea con relentes de iluminaciones de senderos para nuestra vida cotidiana.

   Esa idea psicologista de querer encontrar qué hay de biográfico en la ficción del escritor, es aburrida y boba. No nos interesa lo vivido sino lo transfigurado en escritura, esa forma grandiosa de abrir la intimidad del que escribe. 

Julio Ramón Ribeyro
   En paralelo a sus novelas lleva unos diarios, Prosas apátridas y La tentación del fracaso son sólo una parte de esa labor ininterrumpida de su escritura sobre la intimidad. Pero, no son literarios esos textos, es decir no se sienten que sean para apantallar a la humanidad lectora: son puñados de reflexiones contundentes, luminosas al ras, con poca elaboración, y valen porque no son admonitorias ni consejos, es una interpretación de su mundo, desde su subjetividad y su existencia.

Roland Barthes
   Sus diarios, Incidencias y R.B. son modelo en eso de articular la intimidad con viajes, comida, efebos, amor, amistad, fotografía, chismografía académica, literatura, ligues, la fotografía, todo, con una hermenéutica originalísima.

   Es que una cosa es compartir la intimidad a través de la oralidad y otra magia es volverla escritura interesante. Las minucias, los detalles, lejos de la ficción, la sociología, y la filosofía, he ahí el mérito.

   Y jamás debería escribirse por compromiso, sólo por cobrar una página más, así se evitaría seguir fatigando al mundo de escritura basura. En ese sentido sus Fragmentos de un discurso amoroso,  de Barthes fueron y son triple placer mío: la prosa, la intimidad y las referencias literarias puntuales, libro inclasificable, pero ni falta que hace taxarlo.

   El adentrarse en los diarios imprescindibles --- para el escribiente ---  y auténticos, no nos devela el enigma inquietante de nuestra existencia, nos lleva a no angustiarnos tanto por la angustia existencial, constitutiva de cada uno y tan indomeñable, que la gregariedad, el amor y las instituciones tratan de paliarla.





1 comentario:

  1. Gracias por compartir tus lecturas; tus siempre interesantes reflexiones; y, sobre todo, por ese concluyente final (pareciera que, paradógicamente, lo más íntimo y personal, llevase a un nosotros; las más profundas búsquedas, a reconciliarnos con los límites; con el misterio).

    Un abrazo, Juan.

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